viernes, 19 de octubre de 2018

Aquellos maravillosos años (III)

En aquellos años eramos una familia unida. 
La familia por parte de mi padre


Toda la familia de mi padre era de Villaverde. Y allí vivíamos, en Villaverde Alto. En la familia había varios hogares, cada uno correspondía a uno de los hermanos, así nos conocíamos por los Julianitos, Los Pilares, los Agustinitos y luego estaban los Teresitos, y  los tíos y primos segundos de mi padre que vivían también en el barrio. Luego había una parte de la familia con la que por razones que mi padre y tios conocían, no manteniamos relación. Un día me encontré en la Facultad de Periodismo con una prima tercera mía, Esther Teso...

Nochebuena en casa de Tio Luis en la Beata



Tio Luis y tia Antoñita bailando


Mi tío Luis y mi tía Pilar Vivian a nuestro lado. Nuestras casas se comunicaban por el patio. Y eso nos permitía un convivir más cercano, siempre cada uno en su casa, pero mi madre y mi tía Pilar se ayudaban con sus hijas y con nosotros, cuando era necesario. Luego mis tíos y primas se cambiaron de casa y se fueron a vivir a la Beata. Yo sobre todo recuerdo cómo iba a pedirle ayuda a mi prima Amalia en Matemáticas, con los problemas. Recuerdo las reglas de 3 en la cocina de su casa. Con mis primas nunca pude jugar demasiado, la diferencia de edad entre Amalia y Mari Pili, y yo, era importante.
Recuerdo también la tienda, Repuestos Villaverde, y cómo practicaba mecanografía en la trastienda, en la máquina negra super antigua que era el mismo modelo sobre el que  después me examinaría en la Plaza de la Villa, de Mecanografía…




La terraza de "los Agustinitos"
Mi tío Agustín y mi tía Antoñita, Luisa María y Agustín, vivían en Cuatro Vientos, en la calle Mirabel. Cuando a mi madre le operaron de la vesícula, mi hermana y yo nos quedamos a dormir en su casa. Recuerdo como hacíamos los deberes encima de la mesa pequeña que tenían, entre ceniceros,  porque mi tío fumaba. 

La casa tenía chimenea, un salón con muchísimos libros porque mi tío era un gran aficionado a la lectura (y ahora mi hermana empieza a decir ya te vale, Alberto, ya te vale, mucho escribir y no has leído un libro en tu vida…). 

Tenían una terraza estupenda, donde el aire hacia honor a la zona. Y la cocina unida al comedor, tipo apartamento americano, con una especie de plegable que cerraba o abría para comunicar, o separar, la cocina del comedor.





Nochevieja en la Calle Mirabel 
Y los dormitorios, siempre me llamo la atención ése aroma que le daba una diferenciación a la casa, no sé muy bien si era el parquet u otra cosa, pero recuerdo ese olor tan característico. Con Luisa la relación más estrecha la tuvo mi hermana, cosas de chicas supongo.  Solo cuando yo superé el pavo de la adolescencia me convertí en algo más que un primo hermano, o viceversa, al igual que con mi primo Agustín, fiel escudero o caballero, de mi hermano Julián.  Inseparables. Al igual que el pestazo a Ducados que dejaban por donde pasaban.




En casa de mis tios celebramos en muchas ocasiones Nocheviejas. La Nochebuena, por lo que sé, no era muy día de fiestas en la familia Teso porque mi abuela había fallecido un día de Nochebuena, y en la familia no habia muchas ganas de celebrar esa cena. Supongo que cuando nos hicimos un poco mayores, decidieron ir superando esa tristeza para que como niños, pudiésemos disfrutar también de ese momento. Recuerdo que mi tia Antoñita, que tiene otras virtudes pero la cocina no es su fuerte, nos preparaba un asado de Cabrito que voy a callarme el nombre que debería tener, porque estaba seco, tieso y durisimo, era incapaz de ser digerido. Y otra nochebuena recuerdo a mi hermana, esta vez en casa de tio Luis, pidiendole más champagne a mi padre.... al cabo de las horas, con una torta encima, le decía a mi madre: "Esto es peor que parir..."

En aquella casa gané mi primer sueldo. Me había preparado un cuento que contaba, que era el de “Los Tres Cerditos”, y en cada cumpleaños, recitaba con entusiasmo y vehemencia para ganarme unas monedas que llevar a mi hucha.  Siempre he tenido una fama de rácano, que mis hermanos han explotado hasta la saciedad. Pues bien, la realidad era otra, yo era una hormiguita que preparaba su “performance” con esmero y dedicación, y guardaba mi dinerito para luego poder comprarme cosas, bien en los frutos secos, o ahorrarlo por ejemplo para comprarme un nuevo Click de Famóbil. Sin embargo, me quedó ese sambenito que hoy por hoy, aún me acompaña…



Un sinfín de recuerdos. Un viaje alucinante al fondo de mi memoria dónde se amontonan las anécdotas y muchas cosas que contar. Al acordarme del cuento de los tres cerditos me vienen a la memoria los cómics que leía en casa de mi primo Agustín de Asterix, que tenía un montón; así como los Madelman que posteriormente luego me daría, y los libros de Los Cinco y Los Siete Secretos que también allí leíamos..



4 comentarios:

  1. Me dan ganas de sacar la foto memorable de ti tocando la guitarra .......ohhhh Dios mioooo!!! tenemos hasta una cinta de video que recoge tus actuaciones. Lo que hace uno para ganarse un dinerillo!!!!, pero yo pensaba, este enano que bien se lo monta porque nos lo pasabamos todos de la muerte y encima te llevabas la pasta.
    Siempre fuiste mi bebe, me costo entender que te hacías grande, y aun hoy eres el pequeñin. Tenia que quererte a la fuerza porque eras un hermanillo caido del cielo para todos.

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    1. ¡Por favor! Manda esa foto!! que la cuelgo en el blog! si, es cierto, recuerdo como "aporreaba" la guitarra de tu hermano porque yo podía tocar de oreja, pero de oído...como que no.... Me querías y quieres como un hermano, a parte de un millón de razones, porque yo también era de Jarandilla....jajajaja...

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  2. Tu recuerdas en las cenas ese lío que montaban nuestros padres con hacer dos bandos ... Los hermanos por un lado y los cuñados (que se llevaban de maravilla) por otro, era para troncharse.

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    1. Sí, y recuerdo las discusiones de política entre los más jóvenes, véase vosotros y mi hermano, y nuestros mayores, tio Luis, mi padre... Es verdad que los cuñados se llevaban de maravilla. Y es que para mí, el tio Agustín nunca fue un tio político.. Yo de pequeño no sabía quien era, como dice mi primo Rubén Alvarez, el de carne y el de prestao.....

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Si has formado o formas parte de mi viaje, estoy seguro de que tendrás algo que decirme...